Para entender mejor el liderazgo femenino me gustaría prestar atención a un estilo de liderazgo introducido en los 70 por James MacGregor Burns, la eminencia en liderazgo que definió un modelo transformacional, en el que la atención se centra en las relaciones interpersonales, dejando de lado estructuras jerárquicas y autoritarias.

Hablamos de líderes que motivan, que son ejemplo a seguir y a confiar. Se preocupan por tener una visión inclusiva, por escuchar, motivar y guiar al equipo. El resultado es el siguiente: Líderes y seguidores trabajando motivados y en equipo por un mismo objetivo. ¿Suena utópico verdad?

Siguen aumentando las experiencias y estudios con un análisis positivo hacia esta transformación en diferentes organizaciones. Los equipos de trabajo son más eficientes y cohesionados, existe una mejor evaluación al detalle de las necesidades de clientes y la satisfacción general del equipo aumenta junto con los resultados de la empresa.

Y esto no acaba aquí. El liderazgo transformacional es la oportunidad que necesitamos para combatir la brecha de género. Habilidades interpersonales, resiliencia, toma de decisiones en tiempos de crisis o una mayor visión de futuro son algunas de las características de un buen líder transformacional. Habilidades identificadas con mayor frecuencia en las mujeres y por ello, una oportunidad única para impulsar su presencia en puestos de liderazgo.

Esto deriva en una demanda de formación en este ámbito, que facilita cada vez a más mujeres formación especializada en liderazgo transformacional. A través del desarrollo de diferentes habilidades sociales, de la inteligencia emocional, técnicas de negociación, gestión del tiempo y del estrés, estrategias comunicativas o la innovación y la creatividad entre otras.

La participación de la mujer en puestos de liderazgo ha aumentado en los últimos años, situando a España en el top 10 mundial en materia de igualdad efectiva entre hombres y mujeres según el informe «Women in Business 2021» elaborado por Gran Thornton. Los recursos humanos continúan siendo el área con más mujeres directivas (36%), seguida de dirección Financiera (32%), de Operaciones (28%) y de Marketing (25%).

Pero no todos los datos son positivos. En 2021 continuamos con el mismo porcentaje del 2020: un 34% de mujeres en puestos directivos, aún con baja presencia en muchas áreas, especialmente en dirección comercial (14%), en áreas relacionas con la dirección y estrategia tecnológica (12%) o en puestos CEO que ha pasado de un 25% en 2020 a 23% en 2021.

El impacto de la pandemia ha presentado nuevas amenazas como la conciliación de la vida familiar y laboral este último año, incrementando la vulnerabilidad de las mujeres en el mercado y por supuesto para el acceso a puestos directivos. Por ello, ahora más que nunca, debemos crear oportunidades que fomenten el liderazgo transformacional femenino.